Historia de las roladoras de joints

Historia de las roladoras de joints

Historia de las roladoras de joints

Hoy en día, cualquiera que disfruta de un buen porrito ha usado o al menos visto una roladora. Pero, ¿te has preguntado alguna vez de dónde vienen estas pequeñas máquinas que nos hacen la vida más fácil? Spoiler: no nacieron con la cultura 420 ni con los influencers del smoke.

Los orígenes: cuando todo era artesanal

Mucho antes de que existieran las roladoras, todo se hacía a mano. Desde el siglo XVII, la gente liaba tabaco con papel (y no precisamente con tips o papeles king size). Si bien algunos dominaban el arte, para muchos era un desastre: mal prensados, torcidos o simplemente imposibles de encender.

El paso a la máquina

A finales del siglo XIX, con el boom del tabaco industrial, surgieron las primeras máquinas para liar cigarros. Claro, eran grandes, pesadas y pensadas para fábricas. Pero con el tiempo, las marcas empezaron a crear versiones más pequeñas para el uso personal.

Roladoras y cannabis: una historia de amor

En los años 60 y 70, con la expansión del movimiento hippie y la contracultura, las roladoras encontraron un nuevo propósito: los joints. Comenzaron a circular modelos compactos, fáciles de usar, y pensados para mezclar flores con precisión. Desde entonces, las roladoras se convirtieron en aliadas indispensables de la cultura cannábica.

Hoy: diseño, precisión y estilo

Actualmente existen roladoras para todos los gustos: de plástico, metal, automáticas, transparentes, estilo vintage o futurista. Marcas como RAW, OCB, Elements o Futurola han elevado la experiencia de liar al siguiente nivel.

Ya no solo se trata de enrollar más rápido. Hoy, una buena roladora también habla de estilo, de precisión y de ritual.


En White House tenemos roladoras para todos los niveles: desde principiantes hasta expertos del smoke.

¿Quieres perfeccionar tu técnica o simplemente dejar de sufrir con los churros mal hechos? Échale un ojo a nuestra colección y elige la que va contigo.

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